Disculpen que no me levante

lunes, mayo 08, 2006

Pereza.

12:03 p.m.

Me despierto. Y por supuesto me cabreo. Malas noticias. Toca apechugar. Me doy la vuelta. Un ratito más. Me invade la pereza.

12:45 p.m.

Cagüen to... Mi madre está apunto de llegar, y no he conseguido siquiera levantarme de la cama. Esta mujer se va a terminar por desquiciar del todo conmigo. No soporto tanta presión. Me doy media vuelta y me siento aún más perezosa. Media hora, y me levantaré para hacer cualquier cosilla que no me lleve más de 2 minutos.

13:05 p.m.

Ojalá fueran las 8:30 de la mañana. Va a ser que no hay vuelta atrás. Pero para media vuelta siempre hay tiempo. Empiezo a sentirme mal conmigo misma. Me duele hasta el pelo. Tantas horas de cama pasan factura física. Empiezo con las descalificaciones personales. Me doy tanta caña, que se me quitan las ganas de levantarme. No encuentro consuelo. Creo que tengo hasta fiebre. Duermo 15 minutos más en los que tengo un semi-sueño guarrillo y se me sube el ánimo.

13:20 p.m.

(Musiquilla de Benny Hill). Me levanto. Empiezo a dar vueltas sobre mí misma. Tengo que hacer algo antes de que llegue la jefa. Cojo mis zapatos, uno en cada esquina del cuarto. Me doy cuenta de que sería conveniente hacer la cama, que eso maquilla más el desorden. Tiro los zapatos y me pongo a hacer la cama. Joder, está llena de pelos de la perra. Le quito la funda al edredón y pego un tirón a la sábana bajera. Lo pongo encima de los zapatos, en mitad de la habitación. Sufro de incontinencia urinaria. Me voy al baño de un salto. No hay tiempo que perder (que ironía!). Joder, no hay papel. Y me hace realmente falta. Con los pantalones y demás en las rodillas, me dejo caer escaleras abajo. Consigo papel y me miro al espejo. Con esta cara, es imposible aparentar el haber madrugado. Me dispongo a semi-restaurarme.

13:31 p.m.

11 minutos y el cuarto está aún peor que cuando me levanté. Me vuelve a dar la pereza. Ésto no hay quien lo arregle. Cierro la puerta de mi cuarto y pongo el sofá delante. Mierda, escucho el coche llegar. Tengo que hacer algo. Vaciar el lavavajillas. Cualquier cosa con tal de aparentar estar ocupada, y, para mi desgracia, está vacío. Cual gacela en celo, me apresuro a llenarlo de platos limpios y vasos. Entra mi madre y me ve vaciando las cosas que previamente introduje. "Hija, que paliza te estás metiendo"... "Da gusto llegar a casa y no encontrarte en la cama..." Uf, me he librado por los pelos. Otro día más... Estoy exhausta y sólo son las 13:35... Habrá que echarse una siesta después de comer.
Algún plan taciturno?